Y las puntas del cabello también…
Por @humorDESmadre Escritora y bloguera argentina, también mamá primeriza muchas veces al borde del colapso
Primavera! Llegó el mes tan esperado por nosotras las madres (sobre todo primerizas o recientes). Un mes que a todos parece poner más romanticones, y que a nosotras aunque menos nos ofrece una bocanada de libertad, el clima ya es propicio para salir a pasear sin emponchar al bebé como si estuvieras viviendo en la Patagonia (si me lees desde la Patagonia o aledaños estás perdonada) sino formas parte de este equipo de precavidas en demasía (exageradas).
La primavera trae consigo ciertas presiones para las madres y hasta para las embarazadas, porque probablemente tengamos que escuchar frases del tipo: “estás en la flor de la vida” o “visualizá tu parto como si fueras una flor de loto”. Y sí, no vamos a renegar que explotamos de felicidad con nuestra bendición en brazos o pateando de adentro hacia afuera, pero nos miramos al espejo y por momentos creemos confundir nuestro semblante con el de una desconocida ojerosa o hinchada, depende en qué estadío estés (post parto o embarazada respectivamente, aunque no excluyentes).
Es un mes alegre, por demás colorido, repleto de polen. Así que andá desempolvando el mosquitero del cochecito porque polen=abejas=bebé en peligro=otro motivo de mensaje o llamado al pediatra. Porque otra cosa que te prometiste antes de parir fue: “yo no voy a ser de esas madres que enseguida le preguntan cualquier pavadita al pediatra” y otra ves más la vida misma te pone de cara al auto-karma.
Es como si pasáramos de la etapa de capota para lluvia, aislante de frío y viento, al mosquitero sin escalas. De una forma u otra obtenemos el beneficio colateral de que nuestro milagrito siempre se encuentre protegido contra manos de desconocidos que buscan acicalarlo. No sabemos bien por qué motivo encuentran la completitud del ser en ese acto, tan privado o público dependiendo la cercanía emocional del sujeto para con el bebé y sobre todo para con nosotras, las madres, que los miramos fijo como si fuéramos el Terminator.
Primavera, y con ella florecen las plantas y plantitas, y con ella también florecen las puntas de tu cabello que hace lo que puede post parto ¡y ni hablar post lactancia si diste o das la teta!
Algo que es importante recordar frente al espejo cada vez que nos miremos, las cuales no van a ser tantas porque ya no hay tiempo, es que bajo ningún punto de vista pienses en hacerte un cambio de look radical en este periodo de puerperio.
Nos vemos cansadas, usualmente con las mismas vestiduras y solemos creer que la solución está en manos de un cambio para sentirnos mejor. Ante el primer síntoma de que dicho pensamiento aparezca, volvé a esta columna, columna que escribe una madre reciente, que en su post parto en pleno verano creyó que una decisión inteligente sería la de cortarse el flequillo sin tener siquiera el pelo lacio. Y ya despidiéndonos, creo que no hace falta que les cuente el resultado y mucho menos, jamás las expondría a que vean una fotografía.
No es tan dramático, el cabello crece eventualmente y el equilibrio se restablece, pero un humilde consejo: asegurate de ponerte algunas hebillas para la foto. Porque las fotos, fotos quedan.