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Viajar embarazadas. 8 Estrategias para pasarla bien

by Nacer y Crecer
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La forma más segura de evitar el estrés de viajar embarazada sería quedarse en casa durante los nueve meses de embarazo. Pero eso es muy aburrido. Unas sencillas estrategias a la hora de planificar tu viaje te ayudarán a reducir la ansiedad, a disfrutar del viaje hasta llegar a destino y a aprovechar mejor el tiempo que estés fuera, aunque las hormonas estén revolucionadas.


Durante el embarazo se sufren algunas incomodidades, y a medida que la panza crece, lo mejor es pensar y planificar un viaje para estar seguras de no poner en riesgo al bebé y a la vez estar confortables.

Si bien no se puede evitar todo, al menos tener en cuenta algunos consejos, ayudarán con los pies y piernas hinchadas, el estrés propio de salir de viaje, las comidas, náuseas y demás síntomas propios en el embarazo. Algunas claves para tus próximas vacaciones.

Reducí el estrés

  • En primer lugar, organizá todo con tiempo.
  • Reservá de antemano el asiento del avión (lo ideal es uno de pasillo, para facilitar las frecuentes idas al baño), comidas especiales para el vuelo si es que las necesitás, y el alojamiento en tu punto de destino.
  • Viajá ligera de equipaje. Lo ideal es que no lleves nada que no puedas arrastrar sobre ruedas o transportar fácilmente con las dos manos. Así no tendrás que preocuparte si no encontrás un maletero y no correrás el riesgo de lesionarte al levantar algo excesivamente pesado.
  • Planificá el traslado al aeropuerto o a la estación con mucha antelación a la partida del avión, autobús o tren.
  • Si viajás en auto, date tiempo suficiente para no ponerte nerviosa si te encontrás con un embotellamiento, tan frecuentes tanto para salir de la ciudad como en las rutas en tiempos de vacaciones y recambios de temporada.
  • Lleva con vos un bolso de mano con las cosas esenciales, como alguna meriendita nutritiva y artículos de aseo, y algunas extras que hagan que viajar embarazada sea más agradable, como música cargada en tu celu o un buen libro para relajarte.
  • No olvides cargar tu celular para estar siempre conectada. Finalmente, no olvides en casa tu sentido del humor, porque te vendrá muy bien si el vuelo se retrasa o si hay un embotellamiento de tráfico.

Conservá tu energía

El embarazo no tiene por qué frenarte a la hora de gozar de unas vacaciones activas o realizar un viaje de negocios productivo. Podes continuar haciendo tus actividades normales, sean cuales sean: caminar, ver museos o explorar nuevos restaurantes. Pero recordá que, probablemente, te cansarás más rápidamente que antes de quedar embarazada; no es buena idea tratar de disfrutar de tus actividades al mismo ritmo que antes. Un baño relajante, una siesta, poner los pies en alto un rato, leer un libro en la playa o pasar una tranquila velada en tu habitación con servicio de cena allí mismo, son opciones que te ayudarán a descansar y a mantener la energía durante el viaje. ¡Tenelo en cuenta!

Comé y bebé suficiente

Durante el embarazo, comer bien y de forma regular adquiere doble importancia. Como al viajar es muy fácil que el ritmo de comidas se altere, es bueno llevar una bolsa de mano con algunos tentempiés, como nueces, avellanas, frutas secas y galletas saladas con queso bajo en grasa. Es una buena idea llevar agua embotellada y beberla regularmente, especialmente en vuelos largos. Es absolutamente vital evitar la deshidratación, que puede ser un problema cuando se viaja en la seca cabina de un avión.

Cuando llegues a tu destino, comé a intervalos regulares comidas nutritivas y balanceadas con abundante fruta, vegetales y proteínas. Si vas a un país extranjero donde la calidad del agua puede fallar, recordá que es mejor no comer vegetales crudos o frutas que no hayas pelado vos misma.) Llevá siempre en tu bolso de mano bocaditos saludables y energéticos y agua, por si te da hambre o sed inesperadamente. Si tenes dificultades para acabar las comidas o notás que algunos alimentos u olores te producen náuseas, tratá de comer pequeñas porciones unas cinco o seis veces al día en lugar de hacer tres comidas grandes. Además, las comidas ligeras y frecuentes también reducen las probabilidades de padecer acidez.

Visitá el baño cuando puedas

Durante el embarazo tenes que ir al baño probablemente tres o cuatro veces más a menudo que de costumbre. Los servicios de los aviones son muy pequeños y los baños públicos muchas veces están sucios, así que cuando encuentres un baño limpio y cómodo, ¡usalo! Incluso si las instalaciones dejan algo que desear en cuanto a aseo, es mejor ir a lo seguro y utilizar lo que tengas a mano porque nunca sabes cuándo o dónde tendrás otra oportunidad de utilizar un baño decente. Tratá de planificar con antelación siempre que puedas. Aprovechá las áreas de servicio de las autopistas o andá al baño antes de subir al avión. Cuando prepares tu próximo viaje en auto, dejá tiempo suficiente para hacer frecuentes paradas para ir al baño.

Es importante que estés preparada vayas donde vayas. Algunas mujeres optan por llevar siempre papel higiénico (es más fácil de transportar si le quitas el cilindro de cartón al rollo y lo aplanas; también podes comprar paquetitos de pañuelos de papel), toallitas húmedas higiénicas y jabón antibacteriano. Para los viajes en auto incluso puedes llevar tu propio baño portátil, en caso de emergencia: una botella de vidrio o de plástico de cuello ancho con cierre hermético es suficiente. Si volaá o viajas en tren o autobús, pedí un asiento de pasillo para poder acceder al baño sin pasar por encima de otros pasajeros. Los asientos de las secciones delantera y trasera del avión son generalmente los más cercanos a los baños.

Mimá tus pies y piernas

Cuando pasas mucho tiempo sentada, es común que se produzca hinchazón de pies y tobillos y calambres en las piernas. Si manejás, tomate descansos cada 90 minutos al menos para estirarte y caminar un poco. Si hay un asiento libre junto al tuyo en el avión, tren o autobús, aprovéchalo y poné los pies encima para descansarlos. Al volar, quitate los zapatos y ponete unas medias gruesas o unas zapatillas cómodas con las que puedas caminar sin problemas. Elevá las piernas, por ejemplo, reposando los pies sobre el equipaje de mano, que puedes poner bajo el asiento delante del tuyo. Como los pies probablemente se te hinchen, te quites o no los zapatos, procurá usar un calzado cómodo con ajustes, cordones o paneles elásticos.
Asimismo, la circulación sanguínea sufre durante el embarazo, y esto hace que haya más posibilidades de sufrir una trombosis (formación de coágulos en la sangre) o padecer de várices. Además, el pasar mucho tiempo sentada, por ejemplo, en espera de transbordos, puede aumentar el riesgo de coágulos. No te quedes quieta por periodos prolongados, mantén la sangre en circulación, por ejemplo, dando paseos por el pasillo del avión o saliendo del auto cada hora. Hacé estiramientos cada 30 minutos. No tienen que ser complicados. Proba esto: partiendo de una posición sentada o parada, extendé las piernas, primero los talones y suavemente estirá y contraé el pie para alargar los músculos de las pantorrillas. Si estás sentada, gira los tobillos en el sitio y meneá los dedos de los pies. Si tienes tendencia a sufrir várices en las piernas, utilizá una pantimedia de maternidad, que es muy útil para aliviar la hinchazón y los dolores de las piernas, ya que presiona las venas de manera estratégica para que la sangre siga circulando sin problemas.

LLEVAR CALZADO COMODO

Nada es más importante para una embarazada que está de viaje que llevar calzado cómodo y que ofrezca un buen apoyo. Los mejores zapatos y sandalias tienen plantas adaptables a la forma del pie, que ayudan a prevenir los dolores, y suelas antideslizantes para ganar en tracción y ofrecer el máximo apoyo. Las deportivas hechas para actividades aeróbicas de impacto también son adecuadas; evitá los zapatos de tiras y tacones. Llevá un par de zapatos extra y parches o curitas contra las rozaduras porque incluso el calzado ya usado puede en un momento dado causarte heridas.

Informate sobre las vacunas

Lo ideal sería que una mujer que planifica su embarazo se informara de su situación inmunológica y se pusiera las vacunas necesarias como mínimo tres meses antes de quedar encinta. Pero si no lo has hecho y tenes que viajar a un lugar en el que abundan las enfermedades graves, tendrás que hablar con tu médico y evaluar los riesgos potenciales de la vacuna frente a los de la enfermedad, tanto para vos como para tu bebé. Generalmente, las embarazadas deben evitar las vacunas vivas contra la varicela, sarampión, paperas y rubéola. Las vacunas vivas están hechas a partir de virus vivos, y estos podrían infectarte. Según los centros para el control y la prevención de enfermedades, no existen datos de que se hayan producido daños en un feto por la administración accidental de estas vacunas vivas. Pero la información que tenemos es limitada y estamos ante un riesgo que las embarazadas deberían evitar.

Algunas otras vacunas, como las de la hepatitis A, B y el tétano, se consideran seguras y se recomiendan a las mujeres en gestación que tengan riesgo de contraer esas enfermedades.
Lo importante es que si tienes la opción de elegir, no viajar embarazada a ningún país con un alto riesgo de contraer enfermedades cuando las vacunas contra ellas puedan generar riesgos. En muchos de esos países, la calidad de los sistemas de salud, del agua y de los alimentos también dejan mucho que desear. Una simple infección con diarrea y náuseas o vómitos puede deshidratar rápidamente a una embarazada.

Protegete de las infecciones vaginales

El embarazo te hace más susceptible a las infecciones vaginales y éstas, además, son mucho más comunes en climas húmedos y cálidos (los hongos que las provocan se desarrollan mejor en entornos húmedos y cálidos). Para protegerte contra ellas, vestí prendas ligeras, amplias, que respiren bien, y usá ropa interior de algodón. Dejá en casa los jeans y los pantalones ajustados. Después de nadar, cámbiate en seguida y ponte ropa seca en cuanto puedas. Antes de partir, hablá con tu doctor para ver si es aconsejable llevar una crema fungicida (contra hongos), por si acaso.

No practiques actividades arriesgadas

Los obstetras recomiendan evitar los deportes de contacto y los que conlleven riesgo de caídas. Eso quiere decir que el snowboarding, el esquí, el patinaje, montar a caballo, el esquí acuático y el surf (correr tabla) quedan fuera de juego durante el embarazo. Tampoco son nada aconsejables el submarinismo y otros deportes “presurizados” porque, al subir a la superficie, pueden formarse burbujas en el flujo sanguíneo.

Y las atracciones deslizantes sobre el agua o montañas rusas que abundan en muchos parques temáticos también quedan prohibidas porque los aterrizajes y los golpes que se producen al arrancar y al detenerse pueden dañar al bebé. Evitá los baños muy calientes y los jacuzzis, ya que hay estudios que relacionan las altas temperaturas con un aumento del riesgo de defectos de nacimiento.

En general, evitá actividades que puedan aumentar el riesgo de golpes en el abdomen.

Pero tampoco es preciso que te pases las vacaciones sentada (¡salvo que lo desees!). Si sos una mujer sana que siempre hiciste ejercicio, lo normal es que continúes haciéndolo, en función de tu forma física, nivel de habilidad en la actividad que practiques, y tiempo de gestación que lleves (aunque las mujeres con embarazos de alto riesgo quizás deban evitar el ejercicio por completo). Hay muchas actividades apropiadas durante el embarazo, como caminar (incluso el senderismo a baja altitud), nadar en aguas tranquilas, montar la bicicleta estática, hacer yoga suave y correr despacio (si ya corrías antes del embarazo). Sin embargo, algunas pueden estar bien al comienzo, pero ser arriesgadas en semanas posteriores, cuando tu equilibrio no sea tan bueno y el peligro de caer aumente. Hablá con tu médico para que te ayude a diseñar el plan de ejercicio más adecuado para vos. Existen lugares donde se hacen diferentes gimnasias especialmente para embarazadas (esferodinamia, yoga, natación, caminatas y más).
Utilizá tu sentido común y escucha a tu cuerpo. Si te notás excesivamente cansada, sentís mucho calor o te ves incómoda al hacer ejercicio, bajá el ritmo o pará.

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