Home FAMILIA Crianza con apego: ¿lo malcrío si está mucho en brazos?

Crianza con apego: ¿lo malcrío si está mucho en brazos?

by Nacer y Crecer
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‘¡No le lleves siembre en brazos… que se malacostumbra!’… ¿Cuántas veces habrás escuchado esta frase? Seguro que un montón de veces. Pero resulta que no, que los bebés no se malacostumbran. Es más: los bebés, necesitan estar en brazos porque eso les benefician de muchas maneras. Te contamos por qué muchos psicólogos recomiendan sostener en brazos al bebé todo el tiempo que sea posible.

Los bebés lloran. Eso lo sabemos. Lloran porque tienen hambre, porque quieren que les cambien el pañal, porque tienen sed… o porque necesitan estar cerca del regazo de su madre o de su padre. Y el instinto natural es sostenerle en brazos. Sin embargo, durante mucho tiempo nos han estado diciendo que es un error… que los bebés al final se acostumbran a los brazos y lloran sólo y exclusivamente con la intención de que les abracen.

La nueva corriente no sólo confirma que esto es mentira, sino que van más allá: los bebés no sólo no se malacostumbran a los brazos, sino que además los necesitan

Por qué el bebé necesita estar en brazos

Cuando nacen, los recién nacidos pasan por un proceso de exterogestación. Necesitan acostumbrarse a su nuevo entorno poco a poco. Durante nueve meses estuvieron en un lugar cómodo, caliente y muy pequeño. De repente pasan (de forma traumática) a un lugar frío, inmenso… Sienten frío, hambre, sueño, dolor... ¿Qué necesitan en ese momento? Sentirse abrigados por los brazos de alguien en quien confían. Así que lo mejor es intentar ofrecerles un ambiente lo más similar al suyo. ¿Hasta cuándo? Hasta que comienzan a desplazarse por sus propios medios (en torno a los 9 meses de edad o cuando comiencen a gatear o a andar).

¿Qué sucede si dejas llorar al bebé?

Si dejas al bebé llorar cada vez que pide brazos, estarás contribuyendo:

  • – Ansiedad: El bebé estará nervioso y excitado. Esto desencadena en un bebé estresado y ansioso.
  • – Desconfianza: Si no recibe atención cuando la demanda, el bebé perderá confianza en sus padres. Esto le hará ser de mayor mucho más desconfiado con su entorno.
  • – Falta de autoestima: La seguridad y recompensas de un abrazo se traducen directamente en más autoestima. El bebé, ante la ausencia de abrazos, se siente inseguro. Esto desencadena en falta de confianza en sí mismo.
  • – Individualismo: La falta de confianza en los demás le hará menos cooperante y más individualista. Preferirá estar solo.

El apego en la infancia

El vínculo emocional más importante, al menos en la primera infancia, es el apego. Llamamos apego al vínculo afectivo que el niño establece con una o varias personas del sistema familiar. 

El apego en la infancia tiene una función adaptativa tanto para el niño como para los padres. Cumple dos funciones básicas: favorecer la supervivencia del niño (función muy biológica) manteniendo unidos al niño y los padres y proporcionar seguridad emocional.

Para cumplir estas funciones básicas, proteger y proporcionar seguridad, el apego tiene cuatro manifestaciones fundamentales:

  • – Buscar y mantener la proximidad de la madre o el padre.
  • – Resistirse a la separación y protestar si se produce.
  • – Usar la figura de apego como base de seguridad desde la que se explora el mundo físico y social, (el niño se atreve a explorar el mundo con la referencia de la figura de apego cerca)
  • – Sentirse seguro buscando en la figura de apego el bienestar y el apoyo emocional.

El apego tiene un papel muy importante a lo largo de todo el ciclo vital por lo que establecer adecuados vínculos de apego con personas adultas que nos cuiden y eduquen, así como vínculos de amistad con iguales con los que compartamos experiencias y juegos, es fundamental para el desarrollo emocional.

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