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Tiempo de vacaciones. Sin rutinas

by Nacer y Crecer
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Asesoró: Dra. Edith Vega MN 14363 Dra. en Psicología de Fundación Hospitalaria – Fundación Aigle y Lic. Paula Preve Fundación Aigle

Muchos padres se angustian con la presencia de los chicos en casa porque ellos dicen aburrirse rápido, ¿qué se puede hacer? Atender sus pedidos es muy importante. No quiere decir esto hacer lo que piden, sino escucharlos en primer lugar.

Hay que prestar atención a que la falta de rutinas escolares no se transforme en una desorganización de ritmos vitales en total. Se pueden flexibilizar los horarios pero es importante que duerman de noche y coman de modo ordenado, aunque es esperable que con los días más largos se duerman más tarde.  Los adultos  deberían preguntarse ¿de quién son las vacaciones? ¿Para quién?, ya que a veces se transforman en un problema para la familia más que un momento deseado.




Los chicos necesitan estar con chicos, tener la posibilidad de encontrarse con otros pares para jugar, que tengan opción a ir a espacios donde puedan desplegar actividades acordes a su edad y necesidades.  Es útil encontrar  organizadores  diarios que faciliten el establecimiento de nuevas rutinas, para este nuevo tiempo.  Recordemos que el cerebro necesita tanto novedades como rutinas. La búsqueda de ese equilibrio suele ser la clave para favorecer el bienestar.

¿Qué hacemos?

Durante las vacaciones las familias tienen la oportunidad de compartir más tiempos juntos, lo que a veces puede ser un desafío. En las familias que no están acostumbradas a compartir algunas actividades o tanto tiempo juntos pueden aparecer conflictos que requieran aprender a negociar. Puede ser una oportunidad  para conocerse y aprender nuevas formas de comunicación.  Diferentes temperamentos  en cada niño y en cada progenitor puede generar encuentros o desencuentros. Hay niños que necesitan tiempo en vacío y allí pueden desplegar sus recursos imaginativos  y su interioridad. Hay niños, que por el contrario, que son “de acción”  y disfrutan mas en hacer que en “pensar”. Respetar cada temperamento estimulando aquello que no han desarrollado es una circunstancia bien compleja, sobre todo cuando hay varios niños en una familia y algunos tienen “temperamento más de acción” o otros “temperamentos más de reflexión”.  Son situaciones de exigencia para los cuidadores y a veces requieren el asesoramiento de un especialista.

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