Ningún parto es igual a otro y cada mujer experimenta el dolor de manera diferente. Inevitablemente dar a luz supone un esfuerzo que provoca importantes presiones y distensiones en los tejidos y músculos implicados, sensaciones que nuestro cerebro percibe como dolorosas. El útero no es más que un músculo, y las contracciones acaban provocando dolor. Parto sin dolor
Asesoró: Dra. Mónica Morzilli Médica Anestesióloga y Dr. Leonardo Vigil Médico Anestesiólogo
El parto sin dolor una vieja aspiración
El parto sin dolor es una vieja aspiración de todas las mujeres, así como de obstetras y ginecólogos. Para conseguir hacerlo una realidad, se han probado numerosos métodos a lo largo de la historia.
En los últimos años se ha pasado del método psicoprofiláctico, en la década de los 50, al uso de pentotal (anestésico general) a principios de los 60, iniciándose el uso de la analgesia locorregional a finales de los 60 y principio de los 70. En la actualidad, la aparición de nuevos anestésicos locales más potentes y de mayor duración, la mejora de la tecnología en la fabricación de instrumental, así como el mayor conocimiento sobre la repercusión sobre la madre, el feto y la dinámica del parto, ha hecho que se generalice el uso de la analgesia obstétrica.
La analgesia epidural actualmente es la única que ofrece una adecuada analgesia en todas las fases del parto, incluso permite realizar una cesárea si fuera necesario, siendo hoy en día la técnica más inocua para la madre y el niño
¿Cómo es el dolor?
El dolor en el parto es muy variable, evolucionando conforme lo hace el trabajo del parto. En la fase inicial del trabajo del parto, el periodo de dilatación, la parturienta refiere el dolor en hipogastrio, fosas iliacas (zona media del abdomen) y zona lumbar. A medida que progresa la primera etapa el dolor se hace más severo y se extiende a la región infraumbilical, lumbar alta y sacra. Cuando el cuello uterino alcanza la dilatación completa se inicia la segunda etapa del parto, el periodo expulsivo, donde el dolor se incrementa en la zona perineal.
Según los estudios realizados, en el 20% de los casos es dolor es muy severo, en el 30% severo, 35% moderado y en el 15% de los casos, las mujeres no sufren dolor. En las primíparas (mujeres que dan a luz por primera vez) el dolor suele ser mayor.
El bloqueo epidural
La analgesia epidural consiste en la inyección en el espacio epidural de anestésico local a baja concentración. El espacio epidural está situado alrededor de la duramadre, que es la membrana o meninge más externa que rodea a la médula espinal y al encéfalo. En este espacio epidural existe grasa, vasos sanguíneos y los nervios que se dirigen y salen de la médula espinal. Entre otras funciones, estos nervios transmiten las sensaciones dolorosas hacia el cerebro. El anestésico administrado en el espacio epidural baña a estos nervios lo suficiente como para impedir la transmisión del estímulo doloroso, con la que se consigue la analgesia.
La concentración baja del anestésico permite una analgesia adecuada con una limitación leve del movimiento. Sin embargo, la perdida parcial de la sensibilidad hace recomendable que las pacientes no deambulen, ya que existe un riesgo más elevado de caídas accidentales. En caso de ser necesario una cesárea, la administración del anestésico más concentrado permitiría una anestesia quirúrgica. En todo momento la paciente está despierta.
Como se realiza?
Para la administración del anestésico se realiza una punción en la espalda, entre los espacios que dejan las apófisis de la columna vertebral, a nivel lumbar, con una aguja especialmente diseñada para tal procedimiento, mientras la paciente está sentada o acostada de lado.
A través de dicha aguja se coloca un catéter (tubo de plástico fino y hueco) en el espacio epidural, retirando a continuación la aguja y dejando el cateter.
Este catéter permite la administración del fármaco de forma continuada, hasta el final del periodo de dilatación. El catéter se retira habitualmente tras el parto.
¿Cuándo se produce el efecto de la analgesia epidural?
Debido a que el medicamento necesita bañar varios nervios, el efecto analgésico no es inmediato, sino gradual. El alivio del dolor se notará en unos 10 a 20 minutos tras la administración del anestésico, aunque este tiempo es muy variable dependiendo de cada paciente y del anestésico utilizado.
Parto sin dolor
El alivio del dolor es muy significativo, pero quizá el alivio total no sea lo mejor para la paciente y el bebé, por lo que la parturienta puede sentir la presión -pero no el dolor- de las contracciones o las maniobras de reconocimiento que le practiquen la obstetra o el ginecólogo. Dependiendo de las circunstancias y condiciones de la propia paciente o del bebé, el anestesiólogo ajustará la analgesia.
También se puede notar cierto grado de adormecimiento, hormigueo y pesadez o debilidad temporal en las piernas. Si se necesita instrumentar el parto o, lo que es lo mismo, utilizar fórceps, frecuentemente es preciso administrar dosis adicionales de anestésico para obtener mayor pérdida de la sensación dolorosa.
¿Cuánto dura la anestesia?
La duración de la analgesia epidural se puede extender por el tiempo que se necesite .Ya que al tener la paciente colocado el catéter se puede continuar colocando anestésicos en las dosis necesarias, ajustando la analgesia al progreso del parto. Al terminar el parto se retira el catéter epidural y retorna la sensibilidad en pocas horas.
Numerosas investigaciones han confirmado que la analgesia y anestesia epidural son seguras tanto para la madre como para el bebé, causando poco o ningún efecto en el niño.
Sin embargo, dado que se trata de una técnica especial que requiere conocimientos específicos, experiencia y ciertas precauciones, debe llevarse a cabo por un anestesiólogo calificado.
Cada mujer puede responder de forma diferente a los distintos medicamentos epidurales.
Algunas pueden presentar un breve periodo de disminución en las contracciones uterinas, pero en otros casos el hecho de estar más cómoda y relajada hace que el trabajo de parto progrese más rápidamente.
La analgesia epidural permite estar más descansada durante la dilatación del cuello uterino; por lo tanto, cuando esté totalmente dilatado y sea el momento de empujar, la paciente tendrá energías de reserva. Generalmente, el bloqueo epidural reduce el dolor mientras que permite pujar cuando sea necesario. Si la parturienta no sintiese el deseo de pujar podrá hacerlo siguiendo instrucciones de la obstetra o el ginecólogo. Como aprendió en el curso de pre parto.
¿Cuáles son los riesgos de la analgesia epidural?
Como toda técnica médica tiene sus riesgos y hay que observar una serie de precauciones para su realización:
La paciente debe ser previamente informada y consentir (por escrito) la realización de la analgesia epidural. Debe permanecer en todo momento monitorizada, al igual que la dinámica uterina y la frecuencia cardiaca fetal.
No está indicado la realización en pacientes alérgicas a los fármacos que se van a utilizar, básicamente anestésicos locales, pacientes con problemas en la zona de punción (infecciones locales) y pacientes con problemas de coagulación.
Las complicaciones son escasas
Las complicaciones son escasas (1-5% de epidurales), y habitualmente fácilmente solucionables, siendo la más frecuente mareo por hipotensión, que se corrigen cambiando la postura de la paciente, administrando líquidos y a veces con medicación especifica). Cefaleas, que pueden ser intensas, que no aparecen estando acostada y que se corrigen en 2 – 3 días.
Estas cefaleas aparecen cuando accidentalmente, bien la aguja o bien el catéter, pinchan la duramadre, permitiendo la salida de pequeñas cantidades de líquido cefalorraquídeo. A veces es necesario colocar una sonda urinaria a la paciente hasta 2-3 horas siguientes a la retirada de la perfusión epidural, hasta que la vejiga recupere su tono muscular normal.
Las complicaciones graves, incluso fatales, son excepcionales.
Ocasionalmente, la analgesia epidural es insuficiente, o está parcheada (zonas con dolor junto a zonas con buena analgesia) o es unilateral (un lado duele y el otro no).
Estas situaciones son debidas habitualmente a una colocación del catéter, una migración del mismo por el manguito de una raíz nerviosa, o bandas fibrosas existentes en el espacio epidural que lo dividen y dificultan la llegada del anestésico a todos los nervios. La recolocación del catéter suele solucionar este problema.
En cualquier caso, la mayor seguridad la proporciona un anestesiólogo experimentado en analgesia obstétrica, que además resolverá cualquier duda que la paciente tenga en el momento de administrar la analgesia epidural.
La analgesia epidural es actualmente la técnica más segura para madre e hijo, y la más eficaz. Actualmente su uso está generalizado debido a su relativa inocuidad, rapidez de acción y eficacia.