Según algunos estudios, un 80 por ciento de los bebés recién nacidos tienen hipo y su frecuencia va disminuyendo a partir de los seis meses de edad del bebé. Todos hemos tenido hipo de manera inesperada y, a veces, hasta inoportuna, pero se trata de una contracción espasmódica intermitente e involuntaria del diafragma, que provoca una inspiración anormal y el cierre brusco de la glotis. Cuando nos ocurre a nosotros nos molesta, pero cuando le ocurre a nuestro bebé, nos alarmamos. ¿Es peligro el hipo en un niño pequeño? ¿Qué hacer y qué no hacer ante el hipo del bebé? Esta contracción se considera normal en bebés menores de un año, dado que sus sistemas nerviosos y digestivos aún no están completamente desarrollados.
Causas del hipo:
El hipo puede producirse por una distensión gástrica por aerofagia (traga aire), mal agarre al pecho, comer muy rápido, el uso de tetinas inadecuadas, ingesta en exceso, cambios bruscos en la temperatura de su cuerpo, ataques de llanto, fiebre, privación del sueño o risas durante largo rato.
Qué hacer?
- El hipo agudo no tiene tratamiento médico, por lo que muchas de las recomendaciones que se han hecho populares están basadas intentan ‘distraer’ al cerebro con otra sensación:
- Hacer que el bebé succione.
- Hacerle cosquillas en el paladar (suavemente) con un hisopo o taparle los oídos al bebé con tus dedos. Estos gestos producen una sobrecarga de estímulo en otras terminaciones del nervio vago y distraen su atención del hipo.
- Acariciar delicadamente la nariz de tu bebé. Esto le provocará un estornudo y su diafragma se relajará, alterando el ciclo del hipo.
- Masajear suavemente su arteria carótida en el cuello.
- Darle masajitos y suaves golpecitos en la espalda. Esto hará que eructe, interrumpiendo el ciclo del hipo.
Qué NO debemos hacer?
- Darle un susto o tapar su naricita porque generarás angustia y estrés a tu bebé.
- Tampoco debes acostarlo mientras tenga hipo, terminará llorando y tragará más aire, haciendo que su hipo dure más tiempo.