La gimnasia acuática es una buena opción para mantenerse en forma durante el embarazo. La natación es uno de los deportes más aconsejables para realizar durante la gestación y prácticamente no posee riesgos. Lo ideal es practicar los ejercicios con la ayuda de un profesional que siga un programa específico para esta etapa.
El medio acuático nos brinda la posibilidad de ejercitar el aparato cardiovascular y muscular, evitando lesiones (tanto óseas o musculares), de tal forma de encontrarse en óptimas condiciones físicas durante el embarazo y al momento del parto.
¿Por qué ejercitarse en el agua?
El agua ofrece una resistencia que ayuda a trabajar piernas, glúteos y pelvis de manera más eficiente y produce un masaje que favorece la circulación, previniendo várices, hinchazón, calambres, etc.
Dentro del agua la mamá se siente liviana, deja de notar por un rato la pesadez de la panza, las piernas y la tensión de la espalda. Puede adoptar posturas y realizar movimientos que no podría hacer afuera. Los ejercicios alivian las molestias causadas por el aumento de peso.
El entrenamiento en pileta es muy placentero, sobre todo en el último trimestre, el cuerpo pesa mucho menos y se pueden ejercitar músculos con poco esfuerzo.
Por supuesto que la intensidad de la actividad debe adecuarse al estado físico de cada mujer.
También es importante la temperatura del agua, ésta debe ser agradable porque el calor favorece las várices y el frío puede causar calambres.
Beneficios de la Gimnasia acuática
La natación es uno de los deportes más aconsejables para realizar durante el embarazo y prácticamente no posee riesgos si se lo practica con cuidado. Estos son algunos de los beneficios que te proporciona esta actividad:
- La sensación de liviandad permite que las articulaciones se liberen.
- La posición horizontal facilita una mejor distribución del peso del cuerpo sin sobrecargar una zona en particular.
- Al ser una actividad aeróbica mejora el sistema cardiorrespiratorio.
- Proporciona tonicidad a los músculos, ejercitando los brazos, espalda, zona abdominal y piernas, por lo que se la considera una actividad completa.
- Contribuye a relajar las zonas más sobrecargadas durante el embarazo: son comunes los dolores de cintura provocados por la redistribución del peso del cuerpo y ayuda a mejorar la “típica mala postura de la mujer embarazada”.
- Ayuda a controlar el peso, a sentirse ágil y activa.
La gimnasia acuática ayuda a:
- Tonificar los músculos y darle mayor fortaleza a las zonas del cuerpo sujetas a tensión durante el embarazo.
- Controlar los grados de fortaleza y distensión necesarios para el momento del parto.
- Recuperar la forma corporal más rápidamente luego del mismo.
- Enviarle al niño por nacer, sangre rica en oxígeno.
- Estimular la flexibilidad permitiendo realizar un amplio espectro de movimientos sin peligro a caerse.
Ejercitar el cuerpo de forma cómoda en el agua, cuando no es posible realizarlo en el suelo, especialmente aquellos que involucran articulaciones que soportan peso, como la cadera, las rodillas y los tobillos. El apoyo del agua resulta cada vez más de ayuda a medida que aumenta el peso en los últimos meses de gestación.
Poner en movimiento todos los músculos del cuerpo, durante la práctica de la natación, fortaleciendo los mismos.
El trabajo aeróbico
El sistema circulatorio de la madre es fuente de oxígeno y nutrición para el bebé. La condición del sistema cardiovascular (corazón y pulmones) durante el embarazo, reviste particular importancia en la cantidad de sangre rica en oxígeno que recibirá el bebé.
El sistema respiratorio durante el embarazo se ve afectado: la capacidad pulmonar puede reducirse a medida que el útero se ensancha y el diafragma sube, dando como resultado la probabilidad de una rápida fatiga por la actividad vigorosa.
Esta incomodidad fisiológica pueden reducirse realizando ejercicios regulares a baja intensidad, para mantener en buena forma el sistema cardiovascular.
La postura
La curvatura de la columna vertebral se incrementa a medida que el útero se ensancha y aumenta la distensión abdominal.
Puede empezar a apoyarse los talones, aumentando aún más la curvatura lumbar (espalda baja) y la posibilidad de dolores en la mencionada zona. Flotando o desplazándose en el agua en posición horizontal, se evita sobrecargarla.
La fuerza
Una postura pobre, se debe generalmente a la falta de integridad de los músculos abdominales, glúteos y cuadriceps (muslos); por dicha razón, hay que ejercitarlos. Si los glúteos están contraídos, los cuadriceps se distenderán y al mismo tiempo se evitará una hiperextensión de rodillas. Entonces los pies podrán soportar mejor el peso adicional.
Recomendaciones
– Ante fatiga o dolor dejar de ejercitarse y descansar unos momentos.
– Dejar el agua si se siente demasiado frío o demasiado calor.
– Evitar contener la respiración.
– Precalentar y aflojarse antes de comenzar a ejercitar el aparato
cardiovascular.
– Evitar ejercitar los espinales ya que aumentan la curvatura en la zona
lumbar. No nadar con movimientos de onda delfín o mediante el estilo mariposa.
– Controlar el pulso, para que la cantidad de latidos por minuto no supere los
140. A los 40 años esta cantidad se reduce a 130.
– Consultar al médico antes de comenzar con un programa de ejercicios, ya que
en algunos casos está contraindicada la actividad física
Es importante que la pileta a la que se asista sea limpia y segura. También es conveniente, si está dentro de las posibilidades, que se elijan aquellos horarios donde la concurrencia a la pileta sea menor, para evitar choques con otros nadadores o ruidos que sean molestos.
Consultar con el médico obstetra antes de comenzar con la actividad.
Asesoró:Prof. Natalia L. Rapado – Instructora Nacional de Natación